Vuelve a mi, Blanca vuele

viernes, 25 de mayo de 2012




Estaba contemplando el gigantesco pilón de basura, que tenia delante mio, era enorme, kilos y kilos de basura, chorreado por el piso, apestando por el aire, pudriéndose delante mio, y yo ahí parado con un uniforme incomodo, unos guantes que sostenían grandes bolsas de consorcio y una escoba vieja, definitivamente no era mi día.

Cuando comencé a recoger la basura, pensé en vomitar, y eso hice, vomite por 5 minutos, no había comido nada, así que solamente vomitaba saliva, y un liquido de color naranja, supongo que eran los restos de alcohol de la pasada noche, cuando me incorpore, mire el pilón de nuevo y comencé a recoger, un poco mas tranquilo ya sin nada mas que vomitar, juntaba la basura en pilones y luego los metía en la bolsa, estaba solo, eso me gustaba, había muchos restos de comida, saque del bolsillo el barbijo que el viejo Vidal me había entregado, cosa que no ayudaba mucho, había muchos restos de comida, me hiso acordar a los nazis, esos folletos vegetarianos tenían razón, la gente comía un pedazo de carne y luego los desechaban, ese pedazo de carne se descomponía y apestaba, ese pedazo de carne no tenia derechos, para los verdugos, ese pedazo de carne no tenia sueños ni sentimientos solamente era un pedazo de carne, me acorde de Auschwitz y los campos de concentración, en los mataderos, mientas veía huesos de pollo y pedazos de albóndigas, podridas entre revistas de Shop y diarios de la semana pasada, prendí un cigarrillo, creo que la vida es irónica, los animales tienen derechos decimos, pero los consumimos, como gigantescos nazis, pero a la vez, es parte de la evolución, los seres con mas poder eligen a los seres inferiores, por ejemplo yo o tú mismo, yo trabajo juntando la basura de un montón de gente, gente con muchas posibilidades y sueldos de 8 mil como básico, a mi me pagan un octavo de lo que ellos ganan por hacer un trabajo mas duro y pesado, degradante e humillante, aceptando todo eso el momento mas grato del día es cuando te pagan y contento vas al supermercado en busca de un poco de carne y verduras, para comer un manjar una vez al mes, carne al horno con papas, bife de chorizo con puré, pollo a la mostaza, esas comidas eran el premio, el gusto que uno se daba cada vez que podía, las personas como yo no podíamos muy a menudo, así que cuando lo hacíamos, todos los pensamientos y culpas desaparecían cuando estabas delante de ese plato que de a poco se iba entibiando, y los derechos animales se iban a la mierda, afuera es la selva, y el mas fuerte sobrevive, yo no tendría problema en comerme un cerdito si de ello dependiera mi existencia, y no tenia dudas que todos mi jefes eran cerdos, que no dudarían en comerme y cagarse en mi si de ellos dependiera su existencia, que de echo básicamente eso era lo que hacían.

Cuando sali del trabajo eran las tres de la tarde y hacia calor, me compre una cerveza y prendí un porro, mientras caminaba hacia la parada del colectivo que no quedaba muy lejos, vacié la botella y la deje en la parada, apague el porro y subí al 86, no había asientos, pero estaba bastante vacío, me senté en los escalones y saque mi libro “factótum” lo abrí en la pagina 130, decía algo así –

Era un caluroso día de verano. Empecé a sudar y a sentir picores. Me picaba el escroto.
Empecé a rascarme. El picor se fue haciendo insoportable. Seguí caminando y rascándome los
cojones. Yo no podía ser un reportero, no podía ser un escritor, no podía encontrar una mujer
decente, todo lo que podía hacer era andar por ahí rascándome como un mono. Me apresuré a
montar en mi coche, que estaba aparcado en Bunker Hill. Conduje apuradamente hasta el
apartamento. Jan no estaba en casa. Fui al baño y me desnudé.
Escarbé entre mi escroto con los dedos y hallé algo. Lo saqué. Lo dejé caer en la palma
de mi mano y lo contemplé. Era blanco y tenía muchas patas. Se movía. Me quedé fascinado.
Entonces de pronto dio un salto y cayó en el suelo del baño. Me quedé mirándolo fijamente.
Dio otro rápido salto y desapareció. ¡Probablemente de vuelta en mi vello púbico! Me sentí
enfermo y cabreado. Me puse a buscarlo. No conseguí encontrarlo. Se me revolvió el
estómago. Vomité en el retrete y luego me vestí de nuevo.
La droguería de la esquina no quedaba lejos. Había una vieja y un viejo detrás del
mostrador. Se acercó la vieja.
—No —dije—, quiero hablar con él.
—Oh —dijo ella.
El viejo se acercó. Era el droguero. Parecía muy pulcro.
—Soy víctima de una plaga —le dije.
—¿Qué?
—Verá. ¿Tiene algo para las...
—¿Para qué?
—Arañas, pulgas... mosquitos, piojos...
—¿Para qué?
—¿Tiene algo para las ladillas?
El viejo me miró con disgusto.

Me quede dormido.

De repente cuando desperté estaba llegando a casa era hora de bajar, baje en la infernal calle de tierra que me conducía hasta casa, camine las 4 cuadras y entre, no había nadie, como siempre, me di un baño, comí un pedazo de milanesa que encontré en la cocina y sali a la calle, nadie me saludaba, no era muy popular en el barrio, y tampoco lo era en la vida, compre una cerveza en el kiosco de la otra cuadra, el sol siempre lograba ponerme de malas, fumaba un cigarrillo tras otro mientras caminaba y tomaba la cerveza, llegue a la plaza me senté en la sombra, en la plaza si me conocían unas cuantas caras, prendí un porro y saque mi libro, seguía en la pagina 131, la gente pasaba a mi alrededor, como si no existiera, eso me gustaba, los perros se sentaban a mi lado, familiarizados conmigo, la gente me miraba y era uno mas, un imbécil leyendo en la plaza, eso también me gustaba, terminaba un capitulo me levantaba iba a supermercado chino que quedaba a la vuelta y me compraba otra cerveza, los embaces se acumulaban a mi alrededor, luego volvía a casa, encendía la PC y escribía mientras escuchaba música clásica, no me sentía bien esa noche, estaba muy borracho, cerré las persianas y me acosté en boxers, transpirando, mirando hacia el ventilador, que giraba y me arrojaba aire caliente en el cuerpo, estaba obscuro, veía cosas, hacia días que veía cosas en la obscuridad, veía rostros, los de mis amigos, veía días, tardes y sonrisas, por alguna razón me daba mucho miedo, esa noche no  pude dormir bien, me desperté sin saber que hora era, saque la botella de whisky medio vacía de la alacena y comencé a tomar, mientras estaba empapado de sudor, fui tambaleando hacia el piano, y comencé a tocarlo, me había olvidado de como tocarlo, pero de a poco mis dedos se iban aflojando, mi copa siempre estaba llena, mi cabeza no entendía muchas cosas, mi cuerpo estaba hirviendo, hasta que caí al piso por un fuerte dolor en el estomago y me desmaye.

Desperté no se cuanto tiempo después, estaba completamente vomitado al igual que toda la habitación y el piano, el baño y la cocina, me sentía morir, fui directo al hospital, llegue a la guardia y me encontré con cientos de personas, era la salita de Laferrere, había mas gente ahí que en cualquier calle peatonal, salvo que la gente que se veía por ahí, estaba moribunda, jóvenes con heridas de arma blanca, sentados en el piso en los bancos, con una gaza en la herida, la gaza completamente teñida de rojo, había por lo menos 20 tipos en el mismo estado, luego había niños y mujeres con aspecto de muerte, apestados, no se podía saber bien por que enfermedad, pero era evidente que era grave, me sentí  mal por ocupar lugar con mi problema que al parecer era mucho menos grave que el de todos ellos, pero realmente me dolía el estomago y no me quedaba otra alternativa, mas que depender del hospital publico. Los hospitales públicos de La Matanza eran repudiables, podías morir en la sala de espera que nadie haría nada por vos, como en todo lugar, cuando uno esta solo, lo esta completamente, no tenia a quien llamar ni nadie que me llame.

No se cuantas horas habré pasado ahí, cuatro, cinco, la gente no parecía desaparecer además siempre se sumaban mas  y mas, con todo el calor que asomaba por los pasillos era insostenible, decidí salir afuera a respirar un poco, era de noche, estaba mas fresco que ahí dentro, siempre había repudiado los médicos y los hospitales, eran tan pero tan necesarios, que abusaban del poder que tenían sobre nosotros, los simples mortales, ellos no eran así, ellos podrían salvar tu vida, ni siquiera nosotros podemos salvar nuestras vidas, dependemos de un tipo con un delantal blanco, que sale a comer cuando tiene a mas de cien personas muriendo en un sucio pasillo, los hospitales y los doctores están sobrevalorados, a veces no podía creer en la forma que se manejaba todo, ya que justamente estamos en democracia, que seria lo mejor para el pueblo, pero solamente vemos beneficiados a unos pocos, los pocos que no tienen sangre como para mirar a los costados, aquellos que no tienen sangre como para atender a un pobre infeliz con una puñalada en el riñón derecho, esos tipos eran los jefes de nuestro “bienestar”, esos tipos eran los que vivían como reyes mientras nosotros nos poníamos contentos una vez al mes que era cuando podíamos comer algo decente, me parecía una mierda todo, mas en ese lugar, con el estomago a la miseria, me fui de ese lugar, no les iba a dar el lujo de arrastrarme por un poco de piedad, fui a la esquina y compre una cerveza y prendí un cigarrillo, mientras la tomaba, parecía que estuviera tomando acido cítrico, me quemaba el esófago hasta llegar al estomago, pero no me iba a detener una boludes como esa, termine de tomarla, camine dos pasos y la vomite entera, en la esquina, me sentía débil, no podía ingerir nada, nada de nada, sin vomitarlo, ni siquiera agua mineral (ya lo había intentado)- creo que llego la hora – pensé por adentro mio, mi hígado seguramente había colapsado, no quería pensar eso, pero a esa instancia, no había otra respuesta lógica, así que me fui caminando a casa, arrastrando conmigo todo mi fracaso y mi agonizante dolor.

Dormí esa noche, como pude, transpire como nunca, no podía comer ni tomar, nada, así al día siguiente fui a trabajar, realmente lo necesitaba, si tenia alguna otra falta me podían echar y entraría a decaer como me había pasado muchas veces en el pasado llegue como pude, mi encargado sin decirme nada me puso delante de el pilón de basura, parecía exactamente el mismo que había recogido el día anterior, pensé que era una especie de broma , pero no era así, nuevamente me dio los guates y las bolsas, y se largo dejándome ahí, me sentía parte de ese pilón, Bukowski tenia razón, no podía tomar, no podía comer, cagaba liquido y vomitaba liquido, para lo único que me necesitaban era para juntar pilones de basura el trabajo mas indigno de toda la empresa, definitivamente no era mi día, ni mi mes, ni mi año.

Volví a mi casa, como siempre, leyendo en el colectivo, me enamore de una chica que subió, como todos los días y luego baje para caminar por la calle de tierra hasta mi casa, bajo el horrendo sol de verano, mi piel se irrita demasiado con el sol tan fuerte, tenia los brazos rojos, y el alma apaleada, me recosté en la cama mirando nuevamente el ventilador, me harte de todo, de todo, arme un porro y me fui a comprar una cerveza,  caminando como podía, recorrí las calles, en el supermercado me estaba agachado buscando cervezas frías en la heladera, en cuclillas, cuando siento una mano en el hombro, gire mi cabeza y reconocí su perfume, Blanca, era Blanca.

Blanca era una especie de “exnovia” que había tenido hace tiempo, como siempre, quedo una buena relación con ella, ya que yo no podía guardar rencor por mucho tiempo, era un defecto que tenia, ella era pequeña media aproximadamente  1,58 tenia el pelo negro y corto un piercing en el la nariz y uno en la ceja, había estado con ella aproximadamente 4 meses y habían sido cuatro meses jodidos, ella tenia la costumbre de ponerse borracha y cogerse a cualquiera cuando la dejabas sola un momento, y yo tenia la costumbre de saberlo e intentar hacer lo mismo cuando se me presentaba oportunidad, así que esa era nuestra relación, ella se cogía a 20 tipos y yo a 5 minas sacando cálculos aproximados y tenia esa manía de mentir, y de hacerlo bastante bien, pero cogiendo era el paraíso, para los dos teníamos muy buena piel, y lo sabíamos, nos queríamos, pero solamente servíamos para lastimarnos, nunca tuve ese coraje como para pegarle a las mujeres, ella si lo tenia, cuando se enteraba que había estado con alguna, siempre lo terminaba averiguando y cuando lo sabia iba directamente a cagarla a piñas, yo intentaba detenerla, borracho corría detrás de ella, y ella se soltaba de mis manos y seguía enceguecida, cuando yo estaba borracho estábamos parejos en fuerza, ella era mas rápida y golpeaba velozmente, yo también sufrí sus arranques de locura, me golpeaba la cara y yo la agarraba y la tiraba al suelo sujetando sus brazos, cuando se calmaba, se ponía muy deprimida y lloraba sobre mi, apretaba mi remera con sus puños contra su cara llena de lagrimas, no me miraba, parecía que la poseía un demonio, luego pedía perdón millares de veces y hacíamos el amor, nos levantábamos en las mañanas cogíamos una ves mas antes de ir a trabajar y nos veíamos a la tarde, cuando tomaba cocaína se ponía realmente agresiva y comenzaba todo de nuevo, no podía culparla, había tenido una vida realmente de mierda, yo era todo lo que tenia pero no sabia cuidarme, no podía pedir mas, ni siquiera ella sabia cuidarse, yo tampoco sabia cuidar a nadie, pero sabia respetar, terminábamos discutiendo y ella salía los fines de semana y terminaba en la cama con alguno, que se le cruzara,  una y otra vez lo mismo, yo me enteraba y discutíamos de nuevo, yo volvía a la borrachera de unos cuantos días y ella volvía golpeaba se arrepentía y después cogíamos, en fin, me dio gusto verla, me puse de pie y le dije:

-          ¡Hey! Ha pasado un tiempo ¿Cómo estas?
-          ¡Bien! Trate de llamarte varias veces pero creo que cambiaste de numero
-          Perdí el celular hace tiempo y no me voy a comprar otro, ya sabes lo que pienso de los celulares
-          Si ya se, los odias
-          Exacto
-          ¿Como esta tu vida donde estas viviendo? Seguís con los Hippies
-          No me fui hace tiempo, me estoy quedando en un hotel para pasajeros
-          Son una mierda esos hoteles
-          Si lo sabré yo – dijo con una sonrisa falsa – ¿Esa cerveza es para vos solo?
-          Si, iba a tratar de escribir algo
-          Che… no te molesta si un día paso…  a visitarte… - agacho la cabeza
-          No me molesta para nada, es mas tenia pensado faltar al trabajo mañana
-          ¿Así que no te molesta que te visite ahora?
-          Me gustaría
-          Entonces voy a dejar esto y te voy a comprar algo
-          ¿Qué llevas ahí?
-          Comida para la noche.

Dejo el canasto en el piso y fue a sector de bebidas y compro un Vodka Limón Absolut, mi preferido, sonreí, hicimos la fila, de nuevo con ella, con Blanca, con el sweater azul obscuro, su pantalón negro, su cinto de tachas y sus Vans viejas, tenia esa aura que hacia que todo le sentara bien, sus pechos seguían firmes como siempre y sus uñas malpintadas de negro eran algo que extrañaba, tenia pequeñas manos, era como un pequeño ser demoniaco, y lamentablemente soy adicto a lo que me hace mal y la peor parte es que soy consiente de ello, dolor, dolor para siempre.

Caminamos hablando a casa mirando el piso tímidamente como dos pelotudos enamorados, ella me conto de lo poco que hiso sin mi y yo hice lo mismo, le conté de mi pequeño viaje al hospital y ella se ofreció a cuidarme, pero le deje en claro que no iba a dejar de tomar, que no me rompiera las bolas con ese tema, ella lo acepto, pero sabia que no iba a durar mucho, me miro, a los ojos con ese puto piercing y esos ojos marrones llenos de obscuridad y sentí nuevamente que estaba condenado por siempre, era como fumar pasta base era tan rica que la odiaba, pero no podía, necesitaba Blanca, la había olvidado y apareció nuevamente en mi vida, otra vez, no podía estar con una mujer decente, no sabría que hacer con ella, ellas no sabrían que hacer conmigo, el cielo estaba negro y sin una estrella, la luna reposaba cómodamente en lo alto de la calle iluminando nuestro camino y las botellas hacían ruido cuando caminábamos y chocaban, ella me miraba de esa forma hermosamente hijadeputa, y yo cedía, pero veía cierto brillo en sus ojos, creo que ella también sentía algo similar, no creo que lo mismo, estoy convencido que las mujeres no saben lo que es amar de verdad, pero creo que es algo parecido y ella lo esta sintiendo en este momento.
Cuando llegamos, pusimos todo en la heladera y fuimos al piano con un vaso lleno de Vodka cada uno, lo apoye arriba del piano y me senté a tocar para ella, era lo que solíamos hacer antes, cuando todo andaba bien, nos la pasábamos todo el día desnudos mientras yo tocaba el piano ella cantaba muy alto, no cantaba bien los dos lo sabíamos, pero era un hermoso momento, en ese momento realmente sentía amor, esta vez no era así, tenia esa culpa, por que sabia que todas las veces que peleábamos era por culpa de que ella no podía tener las piernas cerradas, y yo salía a buscar mujeres pero lo que terminaba encontrando casi siempre eran peleas en las calles, por armar alborotos o estadías cortas en la comisaria que luego ella tenia que ir a sacarme, esta ves yo tocaba el piano y ella me miraba desde lo lejos, tímidamente mas de lo normal, se acercó, se subió a la cola del piano y acostada arriba del piano acerco su boca a la mía, la bese despacio sin dejar de tocar, sentí, finalmente sentí nuevamente algo, una pequeña llama se encendía en mi, pero había algo raro, su boca parecía fría, diferente, no me importo, se subió arriba mio y me abrazo sin separar su boca de la mía, luego separo su boca y me abrazo, muy fuerte.


-          Te quiero – me murmuro al oído
-          Yo también

Nos dormimos abrazados, mirándonos, algo había cambiado, algo era diferente, teníamos otra conexión, pensé en ser feliz, luego esa loca idea desapareció, ser optimista no era lo mio.

-          Estas muy callada – le dije en frente de ella, los dos en la cama, acostados
-          Estoy pensando… en que, nos hicimos mucho mal, y fue todo al pedo, yo se bien que si quería podía ser la mujer ideal para vos y quererte nada mas a vos, pero siempre terminaba cagandola, sabes… yo te quise mas que a nadie, mas que a mi papa, ese hijo de puta, en vos siempre encontré ese… ese ejemplo de hombre ideal, pero nunca te supe querer – brotaban lagrimas
-          No te preocupes… vos sabes que…
-          Si me preocupo – me interrumpió – yo te lastime mucho, y no te lo merecías, vos merecías lo mejor de mi, pero tenia miedo, miedo de tantas cosas, que son tan idiotas que no me entenderías
-          Pero a mi no me importa,  Blanca, te quiero, acá y ahora te quiero.
-          Yo también y también te quería decir que te amo.
-         

Antes que pudiera responder me beso, luego cuando trate de hablar puso su dedo índice en mis labios indicándome que me calle, ella cerro sus ojos y durmió - dios, pensé,  no puede gustarme mas dormida que despierta -  pero así parecía, me ilusionaría nuevamente y rompería mi corazón y se chuparía un pedazo de mi alma otra vez, se volvería una trola otra ves y se iría con el primero sé que cruzara trataría de cogerse a mis amigos y quizá lo conseguiría, sabia todas esas cosas, pero igualmente sabia también, que no podía hacer nada, esa puta mujer, tenia mas poder de decisión en mi, que yo mismo, me arruino mas de una vez, sabia bien que la cicatriz que dejo en mi, no se borraría, nunca, y como soy un hijo de puta, me gusta rascarme y volver a sangrar, la misma película una y otra vez, yo no la pasaba bien, casi nunca, solo sabia que iba a terminar volviéndome loco, así que las únicas oportunidades de cuasi felicidad que tenia, eran con ella a mi lado, sonriendo por las mañanas, dejando su perfume en mis manos, el olor de su vagina en mis dedos y esa sonrisa grande y perfecta, eran las únicas cosas que me hacían sentir vivo, luego el torbellino de maldad que arrasaba con todo volvería por mi una vez mas.

Desperté con una ligera resaca, ella ya se había levantado y limpiado todo, estaba haciendo café para desayunar, yo en boxers me levanto me siento en la cama y la veo barriendo con la pava arriba del fuego esperando a hervir, el olor a café en el aire, y ella barriendo con un short de Basket mio puesto, realmente una escena encantadora, fui al baño tome  mucha agua del grifo y sali, me puse la remera la bermuda y las Converse, fui a la mesa y me senté, me sirvió una taza de café, le recordé mi repulsión con tomar líquidos calientes pero insistió tanto que se lo acepte, realmente era algo sorprendente significaba una de dos cosas, o ella había dicho la verdad, halla cambiado y realmente aprendido a valorarme o se habría vuelto completamente loca, y no era para ignorar, ya le había pasado, antes en nuestras varias peleas ella siempre se ponía violenta y como loca, su rostro era distinto su expresión cambiaba, realmente expresaban odio y rabia, odiaba y lo estaba vomitando todo en mi, en varios puñetazos que casi siempre acertaba unos cuantos y mi cara quedaba siempre con un ojo negro, echo por una dulce y hermosa “niña” de 1,58.

Terminamos de desayunar y me arme un porro, lo fumamos  acostados en la cama, me dio sed y me pare a buscar un poco del Vodka, saque un vaso, un poco de jugo de naranja y lo mescle con el Vodka, le puse hielo y volví a la cama, me abre tomado cuatro vasos, cuando me dieron ganas de escribir y eso fue lo que hice, fui al cuarto y comencé a teclear con la computadora, se me había ocurrido un relato sobre la violación de una mujer en la ruta, estaba realmente inspirado, escuchando Pink Floyd y fumando muchos cigarrillos, cuando escucho un sonido proveniente de la cama, era Blanca tocando la guitarra, había encontrado mi guitarra acústica y estaba tocando algo, era una canción lenta, ella rasgaba las cuerdas de una buena forma, había mejorado en este tiempo separados, luego comenzó a cantar:

“I want you around
I want you around

They telling us
They gonna make a fuss
About the two of uss
I want you around
I want you around”

Hija de puta, esto no podía estar pasando o ella se estaba volviendo loca o era yo, ¿realmente se había convertido en lo que yo esperaba? ¿Había madurado de la noche a la mañana? ¿era eso posible? Deje de escribir, yo siempre había sido estúpido con las mujeres no sabia elegirlas y no sabia manejarlas, y me enamoraba demasiado rápido, me puse de pie y camine hasta ella que cuando me vio acercarme dejo de tocar y me sonrió, me incline y la bese, todavía sentía algo, frio en ella, como demasiado culpable, su beso me transmitió eso, esa sensación, y yo entre nuevamente en su mundo, ese mundo negro lleno de calor y confort, a pesar de que la sentía extraña me estaba enamorando de nuevo, y en menos de un día, yo realmente era un idiota.

Estuvimos toda esa tarde cogiendo, y luego fuimos a la plaza a fumar un poco, los perros se acercaron ahora no estaba tan solo, éramos cuatro con los dos perros, eso me gustaba, volvimos al atardecer y me di cuenta que era sábado, y que seguramente estaba suspendido había mandado a cagar todo por ella una vez mas y me estaba gustando, fuimos a casa a seguir tomando y fumando, la noche de a poco se aproximaba, luego como a las 9 vinieron unos amigos míos, que realmente se sorprendieron de verme con ella, por que eran ellos los que me soportaban cuando yo estaba mal por ella, yo tenia siempre ese instinto suicida en cierto momento, como una la vez que trate de tirarme de un primer piso en el medio de una fiesta de 15 solamente de lo borracho que estaba e intentado experimentar, sabia que no me podía matar, a lo sumo lastimarme mucho, pero lo quería hacer realmente, se había armado un albo rotación mayor de la que yo me esperaba, estaban los de seguridad de la fiesta haciendo de mediadores para que yo no salte y toda la gente de la fiesta estaba en las ventanas mirándome, baje de la baranda y sali fuera, encima no conocía de quien era la fiesta, ellos soportaban cosas como esas, y no les gusto la idea de que ella este conmigo, lo note en las primeras miradas que me echaron después de verla a ella.

La situación era incomoda, Mi amiga,  se llama María, es especialista en tirar indirectas en momentos incomodos, para hacerlos mas incomodos aun,  y eso es lo que hacia, en el medio de las charlas metía comentarios del tipo “¿Cómo cuando lo engañaste?” “Nahuel te quiso mucho” “no lo supiste apreciar” y otras mas que no recuerdo con claridad, el ambiente se torno mas incomodo, Blanca se puso de pie y se fue al baño, estábamos sentados tomando cuando de repente María dice:

-          ¿Como volviste con la trola esta?, no te acordas o sos boludo, la mina se cago en todo y ahora que esta sola y no tiene a quien joder vuelve con vos
-          Gracias
-          No ¿que gracias? Tenes que darte cuenta Nahuel, esta mina es una cagada de persona y vos y todos los que estamos acá lo sabemos.
-          Bueno María, la verdad, me estoy sintiendo bastante solo y creo que un poco de compañía no me haría mal.
-          Hace lo que quieras Nahuel… mira…  creo que me voy a ir llendo

Los dos salieron por la puerta momentos después quede solo y Blanca que no salía del baño, golpee la puerta:

-          ¿Blanca?, abrime ¿estas bien?

Nadie contesto

Decidí entrar a la fuerza, cuando entre, estaba sentada en el piso, llorando muy bajo y con la muñeca llena de sangre, se había cortado el antebrazo, era una herida bastante fea, la tome por el brazo y la lleve de un tirón a la mesa, la senté y saque el agua oxigenada que tenia hacia mas de un año todavía cerrada, la abrí y con un poco de algodón se la aplique importándome un carajo si le dolía o no, ella no me miraba, tenia la cara roja y mojada, no existía forma de que no me pareciera linda, no hablaba.

-          ¿Por qué carajo hiciste esto? blanca… contéstame
-         
-          Eu, contéstame
-          Ella tiene razón
-          ¿Quien? ¿María?
-          SI LA TROLA DE MARIA TIENE RAZON, soy una mina de mierda
-          No me importa lo que digan los demás
-          A mi si, ¿no entendes? No puedo ser un carajo en esta vida, estaría conforme con solamente hacer feliz a una persona, a vos, pero tampoco puedo, por que siempre termino lastimándote
-          Como quieras - dije

Me levante de la silla y fui a la cama a acostarme, luego de hacer un poco de ruido, al parecer guardando todo, se acercó a la cama se acostó  a mi lado y me abrazo, no la abrase, odio que la gente dude de si misma y mas cuando se lo estoy confesando, tengo poca paciencia para esas cosas, cerré los ojos sentí sus labios contra mi espalda no estaban normales, será por el día de mierda que tuvimos, será por el vino, dormí.

Desperté y ella estaba levantada, tenia el brazo vendado, estaba en la cocina nada mas vestida con mi remera de Nueva Ética, imagen mas encantadora que la del día anterior, cuando, me mira, se acerca a la cama, y se sienta a mi lado, yo todavía acostado, me acaricia el hombro con su pequeña mano y me mira tiernamente, hija de puta ya me tiene, se acuesta a mi lado y mirándome a los ojos me dice:

-          Voy a morir
-          ¿Qué?
-          Tengo sida
-          ¿sida?
-          Si, hace dos meses
-          Esta bien…

El silencio se extendió por toda la habitación y hacia fuera, no se escuchaba nada, parecía que el mundo entero se había quedado en silencio después de tal devastadora noticia, todos los autos parecían haber frenado todas las sirenas apagado, todos los cantantes del mundo se habían callado, esperando respuesta alguna, respuesta que nunca llego, tenia la mente en blanco, y solamente atine a decir.

-          No tenes donde quedarte ¿no? Es por eso
-          No, es por eso, bueno es verdad que no tengo donde quedarme, pero no estoy con vos para que me des hospedaje ¿no entedes? Me voy a morir, y no quiero dejarte así como así, no quiero que te lleves esa imagen de trola que tenes mía. Yo te dije la verdad todo este tiempo, yo te amo, se muy bien que fui una basura con vos y ya te pedí perdón miles de veces sé que no sirve de nada pero… quiero que cuando te acuerdes de mi sonrías, con esa sonrisa hermosa que tenes…

Puta madre ¿que podía decir después de eso? Si fuera un engaño para desbalijar mi casa creo que me lo merecería, la verdad me llego todo eso que me dijo, nos quedamos acostados toda la tarde, recordando viejos momentos, cuando estábamos juntos, toda la tarde fumando en la plaza, y mirando como moría el sol atrás de los techos de chapa y la monotonía, como pasábamos horas viajando en colectivos sin tener lugar donde ir, cuando realmente la amaba y no desconfiaba de ella,  cuando se podía mirarla desnuda sabiendo que seria el único, todas esas cosas eran nuestras, todas esas cosas, no se repetirían con nadie mas, nadie, absolutamente, la muerte es injusta eso lo sabemos todos, pero también es una puta ingrata, que te pega donde mas te lastima pero sin antes recordarte lo mucho que te dolerá, eso fue lo que hiso trayéndome a Blanca para luego llevársela, el dolor mas básico, quitarle el caramelo de las manos de un niño, otra ves a llorar.

Las semanas que siguieron fueron como antes, haciendo lo que sabíamos hacer, tomar y fumar, perdernos en la capital y tirarnos en plazas parques y bares, pero con Blanca cada vez mas débil, hace ya días que me duermo, con esa certeza de que ella no despertara al día siguiente por eso me duermo mirándola examinando cada uno de sus poros y mirando como respiraba y con el miedo de que sea el ultimo, miraba mi guitarra y me levantaba a tomar algo luego me volvía a dormir, estaba todo el día con ella, hacia mas de dos semanas que no iba a trabajar, seguramente me habían echado, el día era bueno y la noche también, hacia años que no me sentía así, disfrutando un poco, casi sin pensar, me había quedado en una rutina de mierda, enganchado en la soledad y en sueldo básico de mierda, que no me ayudaba a ser feliz que me destruía moralmente y me rebajaba,  un día una mujer me conto que iba a morir y mi vida se transformo.

Blanca estaba muy mal, acostada en la cama, pálida y solamente tomaba agua, le costaba hablar y moverse, yo estaba tocando la guitarra mirando por la ventana, veía motos, perros, y gente, dando vueltas, perdiéndose, cruzándose, entrelazándose y yo viendo morir a un amor en mi cama, ella me había pedido que “nada de hospitales” así que se lo respete, yo también los odiaba, odiábamos bastante parecido, yo estaba un poco loco lo sabia, y las luces naranjas que entraban por la ventana también lo sabían, lo sabíamos todos en esa habitación, comenzó a lloviznar, fui a su lado se senté en la cama y la bese, ella como pudo puso sus brazos en mi espalda, realmente me dolía ver morir algo tan frágil, la bese mas y mas, luego, me desabroche el pantalón, saque el pene afuera, me metí debajo de las sabanas y la penetre, acabe dentro de ella, que había tenido jadeos pero después de un tiempo no la había escuchado mas, estaba pálida, la muerte vino y comenzó a llenar toda la habitación, se podía olerla, se podía sentir, casi se podía tocar, Blanca miraba hacia el infinito, todas las galaxias que existían en sus ojos se habían apagado, todo había terminado para ella , y comenzado para mi, el primer paso a la muerte.

@Nec