Yesterday Once More

domingo, 28 de noviembre de 2010

Gotas de lluvia en la obscuridad


Entre al pub como todas las noches y la vi a Gloria cantando como siempre, me senté en la barra y le pedí a Jorge una pinta de cerveza, sentado en la barra me di la vuelta y comencé a ver a Gloria, ella es una hermosa mujer morena con una bella voz, canta todas las noches en este viejo pub, hace ya unos meses, siempre me deleita su versión de Yesterday once more de The carpenters, esa canción la canta todos los miércoles por la noche, hoy es miércoles y es de noche.

Ella canta en una especie de escenario improvisado y unas pistas de karaoke que no sé de donde las consigue, son temas lentos de los 70´s bellas canciones, su color de voz es bellísimo, también canta un poco de Dub los domingos por la noche, siempre muy producida y sensual, ya se ha ganado muchos admiradores alcohólicos que dicen amarla, se sientan adelante y a veces le gritan cosas, al principio solamente querían verla desnuda, pero se supo ganar sus respetos a puro talento, cosa dificilísima, ganarse el respeto de un montón de borrachos viejos es dificilísimo.

El tema está comenzando, nunca hable con ella ni tampoco lo intente, creo que sería perder el tiempo.

When I was young
I’d listened to the radio
Waitin’ for my favorite songs


Aunque intuyo que tiene una vida tan miserable como la mía, como la de Jorge en la barra o como la de cualquiera, ambos estamos viéndola cantar bajo una precaria luz azulada que la ilumina desde el techo, sus labios son carnosos y se mueven de una forma seductora, algo hipnótico y erótico a la vez, realmente me encanta esta canción, el ambiente que le da al lugar es fantástico, con las luces lo suficientemente bajas como para no darse cuenta que estas rodeado de borrachos y ella cantando lentos en el escenario parece como una especie de viaje en acido hacia New York en los años 70´s, me gusta eso, es terapéutico, prendo un cigarrillo y pido otra copa.

Siempre termina el show a la medianoche luego ella baja del escenario y se sienta a tomar una copa casi siempre invitada por algún galán de turno, seguramente el más lucido y centrado, ya que trata de no acercarse mucho a los viejos borrachos, sería como si una gacela caminara entre un safari de leones, siempre lleva vestido y tacos, no me gustan las mujeres de tacos, pero sorprendentemente le quedan sospechosamente bien, mientras le pido a Jorge otra copa le digo

-

- Che George (lo llamo George) ¿ese tipo sale con Gloria?

- No creo, ella es soltera, aparte esta media loca, no me sorprende que este sola

- Pero si siempre viene uno distinto y terminan tomando algo

- Y lo hará para tomar gratis por que si no te diste cuenta, nunca vino dos veces el mismo tipo

- Así que está sola…

- Nené, escucha lo que te digo, la mina está loca, no le des pelota

- ¿Vos decís que es para tanto?

- Haceme caso.

Jorge gira para su costado para seguir atendiendo la barra y yo no tenía la menor intención de hacerle caso, la belleza de Gloria podía más, la miraba desde la barra como sonreía y charlaba animadamente con el tipo ese, tenía envidia, como la mitad de los borrachos del lugar, me di la vuelta y pedí otra copa.

Me fui a las horas del bar, Gloria se había marchado hace rato sola, su pareja de turno se volvía decepcionado a su casa, seguramente a masturbarse y dormir, Gloria es inconstante qual piuma al vento.

Salgo por la puerta y saludo a George, en el callejón de al lado del bar, veo al galán de Gloria tirado, estaba inconsciente lleno de sangre y sin zapatos, la envidia es grande por estos lugares, prendí mi último cigarrillo y seguí mi camino, las ratas merodean por las calles, justo como las putas y los vagos, la noche en la ciudad es algo muy interesante, parece otro mundo, todo se convierte cuando no llega la luz, lo peor sale a iluminar con su propia luz, cuanta luz que era sombra y viceversa, es difícil encontrar una razón por la cual seguir entre tanta mierda, ni siquiera tengo razones para estar cuerdo, ni siquiera para no estarlo, el mercado de la esquina de casa está cerrado como de costumbre la suerte no está de mi lado.

Llamo a Daniel el dueño del supermercado, necesito algo de cerveza para dormir, me acerco a la puerta y toco el timbre, no sale nadie, hace frio, toco de nuevo, se escuchan gritos de una mujer y alguien que se acerca, Daniel abre la pequeña ventana de la puerta.

- ¿Qué queres? – me dice con cara de dormido

- Necesito que me fíes dos cervezas, el sábado cobro y te las pago

- Vos hijo de puta todavía no me pagaste lo que sacaste la semana pasada, este sábado sin falta quiero que me pagues, ¿escuchaste?

- Si está bien

Entra a buscar las cervezas, enojado, los gritos de su mujer se escuchan de fondo, exigiendo que me mande a la mierda, regresa con las dos botellas de cerveza y me las entrega en una bolsa blanca.

-

El sábado me pagas sin falta, por que no te fio mas

- Sí, no te hagas problema

- Y no me rompas más las pelotas a esta hora.

Cierra la pequeña ventana de la puerta de un golpe y comienza a discutir con su mujer, fue humillante pero tengo dos cervezas en mano y no pienso pagarle una mierda, hijo de puta ¿Quién se cree que es?, mientras camino solo por la calle se pueden escuchar voces saliendo de todos los lugares más obscuros, cosas como – “¡Ey amigo! ¿Qué es lo que llevas en la bolsa?” – “¿me convidas un trago?

El bar de George es el único lugar de donde nunca me echaron, doblando a la esquina esta mi departamento, entro y saludo al portero, es un viejo amigable, siempre confunde mi nombre y me habla de futbol, odio el futbol, pero parece olvidarse, es un tipo de bigotes canoso, el típico abuelo inocente, nada que ver con el mío, lo saludo, me pregunta si vi el partido, le digo que no mientras subo por las escaleras, vivo en el 2do piso, habitación 6, una habitación y un baño, todo lo que necesito, las mesas están llenas de botellas vacías y de bolsas blancas, los ceniceros rebalsan, la heladera esta vacía, como mis bolsillos, hace cinco días que me echaron del trabajo y falta poco para que me desalojen, así que, voy a sacar provecho, tengo una pequeña radio, que sintoniza una estación que no sé dónde, siempre pasan buena música a y el locutor parece estar un poco loco, eso me tranquiliza, me hace sentir más seguro.

Destapo la cerveza, me descalzo y me siento en la cama, al recordar que no tengo cigarrillos comienzo a buscar colillas desesperado, y con los restos de tabaco armo otro, lo prendo y miro por la ventana, los vagabundos caminan las ratas corren y las putas esperan, mientras bebo mi cerveza y me pregunto qué se debe sentir una cama cómoda, hace tanto que no lo siento que comienzo a olvidarme como era, como a veces me olvido de rostros, del rostro de mi madre, de mi padre, mi hermana y mis ex, hace mucho que no me enamoro, también estoy empezando a sentirlo lejano, Gloria es un capricho pero no enamora, por lo menos a mí, el cielo se tornó purpura y comienza a lloviznar, y la gente de la noche parece no importarle, en lo personal, tampoco me importaría.

Dejo la botella sobre la mesa y destapo la otra, en la radio estaban pasando un viejo tango, que como siempre hablaba del desengaño y la traición, pero me gusto, está muy bien expresado

Si yo tuviera el corazón, el corazón que di, si yo pudiera como ayer, querer sin presentir…

Escuchar tango y beber es un juego peligroso, combinado con un desamor puede resultar un coctel suicida perfecto, se me está acabando el tabaco y también la cordura, las gotas de agua explotan contra mi ventana y yo tirado en mi cama, ¿cuál es el límite de la cordura para alguien normal?, es difícil saberlo cuando nunca fui alguien normal, es más difícil cuando nunca tuve contacto con alguien normal, los rayos se ven a lo lejos tras de las casas que decoran mi paisaje, de repente escucho una explosión y se apagó la cuidad, miro por la ventana y no se podía ver nada más que el cielo la lluvia y los rayos, y las pequeñas brasas de los cigarrillos que se prenden en las calles como luciérnagas, en el medio de mi locura e insomnio decidí bajar a dar una vuelta, tome mi abrigo y baje.

El portero se durmió abrí la puerta y Salí a la jungla, la lluvia nunca me molesto, es más siempre me gusto, si la noche se transformaba el mundo por la falta de luz, con la cuidad sumergida en las sombras se convertía aún más, se escuchan gritos, de mujeres y hombres, vidrios rotos y gente corriendo, putas gritando y vecinos exigiendo silencio, como si les fueran a hacer caso, la cuidad en un apagón cae en una total anarquía, los vidrios comienzan a quebrarse, yo sigo caminando hasta llegar al puente que cruza la ruta, me subo, los autos no pasan demasiado a esta hora y se pueden ver a las sombras corriendo de un lado a otro sin que te vean, apoyo mis brazos en la baranda y miro a la calle con la lluvia cayendo sobre mi cara, a mi izquierda tengo una sombra, una silueta, está fumando, sentada mirando hacia la ruta, puede ser peligroso pero de verdad necesito un cigarrillo, así que me acerco lentamente.

Me apoyo en la baranda a su lado, pero no muy cerca y le digo.

- Oye, tienes un cigarrillo que te sobre.

- Depende, ¿no serás uno de esos locos de mierda que están rompiendo y violando todo verdad?

- No, no soy esa clase de loco

- Entonces estás loco…

- ¿Y quién no?

- Toma, que lo disfrutes – me dice mientras saca un cigarrillo del paquete que tenía en el bolsillo izquierdo

- Gracias

Era una mujer, me quede a su lado bajo la lluvia mirando la ruta, mirando las sombras correr y destrozar todo, alarmas suenan bajo la noche, luces de patrullas se van acercando y las sirenas son como panteras persiguiendo su presa, las linternas policiales corren de un lado a otro y se alcanza a oír uno que otro disparo, gritos y locura en la obscuridad.

Se acercan las linternas están en la estación de tren al lado del puente, aparentemente buscando algo, más bien alguien, la chica no se mueve yo tampoco, no vale la pena escapar a lo inminente, es importante guardar energía para las cosas que realmente puedas hacer y escapar no era lo que se llama posible, las luces suben lentamente por el puente, un tipo con un suéter marrón, jeans y zapatos negros nos alumbra, acompañado de dos oficiales con el correspondiente uniforme azul, nos dice.

- Ustedes dos, ¿qué carajo hacen acá?

- Tenía ganas de caminar – le respondo sin dejar de mirar la ruta y dando una pitada

- No tengo lugar donde ir – dice la chica haciendo lo mismo que yo

- Ustedes dos vienen conmigo

Los oficiales nos esposan y nos suben al patrullero, los dos viajábamos esposados en la parte de atrás, sin hablar mirando la ruta, al parecer el tipo de suéter era comisario en busca de cualquiera a quien echarle la culpa como para probar que estaba haciendo su trabajo, al parecer caímos perfectamente, desde la patrulla se ve la cuidad prácticamente en llamas y los oficiales a los palazos contra lo que se mueva, una especie de apocalipsis anarco-toxico siglo XXI.

Al llegar a la comisaria alumbrada por un motor nos llevamos la sorpresa que todas las celdas están repletas, nos encierran juntos en una especie de viejo armario que solamente tiene una ventana la de la puerta, parece un calabozo medieval, en fin, nos sacan las esposas y nos dejan en la obscura habitación, nos sentamos en el piso cada uno en el extremo opuesto de la habitación, yo la podía ver a ella, un pequeño agüero del techo permitía que paso un poco de claridad de afuera y por supuesto lluvia, las gotas caían en el medio y alumbraban sus lentes.

- ¿Quieres otro cigarrillo? - me pregunta

- Claro, pero antes dime cómo te llamas, parece que vamos a estar juntos un tiempo

- Oh que romántico, me llamo Anabel - me dice mientras me alcanza el cigarrillo

- Anabel ¿que hacías en el puente sola en la noche?

- Me pareció buena idea dar una vuelta, además no soporto estar en casa y mucho menos a mi madre, ¿vos que hacías ahí?

- Aunque parezca raro estaba ahí por lo mismo, es decir, hace tiempo que deje de soportar a mi madre, y me gustó la idea de salir a caminar

- ¿La mataste?

- ¿A quién?

- A tu madre, dijiste que dejaste de soportarla hace tiempo

- No, me fui de casa hace tiempo, a veces todavía la tengo que soportar pero eso depende de mí.

- Ojala pudiera hacer lo mismo

- Todavía sos chica, ya lo vas a poder hacer créeme, todos anhelan eso.

- ¿Y vos como sabes?

- Simplemente lo se

- Sos un tipo raro ¿sabes?

- Claro que lo sé, nunca me lo dijeron pero sé que lo piensan

- Eso me gusta

Seguimos hablando hasta que dejo de gotear por el agujero del techo y la luz volvió a encenderse, se escuchó los festejos de la gente y nuevamente corridas y gritos, un oficial vino a revisar la celda y nos vio, se fue y a los 10 minutos volvió con el comisario que nos arrestó, abrió la puerta y dijo.

- Bueno tortolos ¿se quieren ir a casa?

- Claro – respondimos los dos al mismo tiempo

- Vengan conmigo

Fuimos a su oficina firmamos unos papeles que no tengo la menor idea para que seria y salimos por la puerta, esta mojado y hace frio, es de noche en la cuidad, Anabel me mira, la miro y comenzamos a caminar juntos, hablando, detrás el paisaje de la destrucción y la rebeldía, pero no importa, ella me cae bien, en una esquina había un almacén saqueado, entramos a ver, agarre todos los paquetes de cigarros que pude, tome una caja y comencé a llenarla de cervezas, no quedaba mucha, pero me alcanzo para llenar la caja, y salimos de ahí, llegando a mi departamento le digo.

- Quédate conmigo en mi departamento no es muy lejos de acá

- ¿Por qué tendría que confiar en un loco como vos? – me dice con una sonrisa

- Por qué entre locos nos entendemos

- Es un buen punto

Entramos y el portero seguía durmiendo, le deje un paquete de cigarros en la mesa y subí, al llegar a mi cuarto recordé el desastre que era y me dio un poco de vergüenza, no estaba en mis planes, ni siquiera se me habría cruzado por la cabeza que algún día entraría por esa puerta con una mujer, pero estoy acostumbrado a que me jodan, entramos ella se sienta en la cama saca una botella, prendo el velador y la radio, era la primera vez que la podía ver bien, era de piel morena, unos dientes perfectos y anteojos con marco negro, pelo corto, amo las mujeres de pelo corto y unos ojos marrones interesantes, parecía que habían visto mucho, me pregunto donde estaba el cenicero.

- Tira las cenizas en el piso – le dije

- Se sentó en una de mis sillas tomo uno de mis cigarrillos, lo encendió y soltó una carcajada- dije mientras miraba hacia el techo sentado en mi cama

- ¿Así que leíste Pulp? - me dice

No podía creer que supiera de lo que estaba hablando, de alguna forma se volvió más Bella, era verdad esos ojos eran interesantes tenían historias para entretenerme y distraerme de mi patética vida, nos quedamos hablando hasta quedar dormidos y ebrios, me desperté antes que ella y vomite en el fregadero de la cocina, ella de a poco abría los ojos, despeinada arriba de mi cama y con los ojos cuasi pegados me dijo.

- Gracias por hospedarme

- ¿Tenes que irte?

- Lamentablemente sí, pero cuando quieras vengo a visitarte

- No creo que este por mucho tiempo más acá, van a echarme a fin de la semana

- Entonces tenemos que aprovechar a estar juntos, a la noche volveré –se puso de pie en frente mío, yo estaba sentado en mi silla

- Te esperare

- Pero solamente te pido una cosa, no me decepciones, soy demasiado sensible no lo soportaría, volveré por que hay algo en vos que realmente me encanta – me miro a los ojos y acaricio mi mejilla con su mano

- No lo hare, te esperare con la cena y cerveza

- Entonces hasta luego

Salió por la puerta, yo estaba ahí sentado con resaca y una pregunta en mi cabeza, ¿fue real todo lo que paso?, ¿puede ser que el mismísimo dios se acordó de mi existencia? Alguien en el mundo piensa en mí, hace años que no pasa esto, quedaron dos cervezas y falta para que Anabel regrese, destapo una y miro por la ventana, sigue lloviznando toda la gente en la calle, barriendo, pegando, armando, limpiando, llorando lo que quedo de la cuidad, las putas los vagabundos y las ratas duermen, supongo que madrugué, otra cosa que no pasaba hace años, me acosté en mi cama tome mi cerveza y dormí.

Me despertaron los golpes de la puerta, me levante con la boca reseca y un fuerte dolor de cabeza, me puse los pantalones, me calce y me dirigí a la puerta, al mirar por el cerrojo note que era ella, realmente había regresado, esta vez con una mochila a cuestas, abro la puerta y ella pasa, me dice que se quiere mudar a vivir conmigo hasta que me echen, acepte gustoso, no sé por qué, pero la gente como nosotros somos los más desconfiados del mundo, pero a la vez somos demasiado entregados, en el fondo sabía que ir demasiado rápido no era conveniente, ni siquiera me la cogí que ya está viviendo conmigo, es que necesitamos más que coger y decir estupideces, lo que más nos hace falta es afecto, no importa que no sea genuino, yo sé que ella lo necesita tanto como yo y también sé que lo sabe, seguramente pensara lo mismo, ella es como yo y eso es un problema, seguramente no duraremos mucho juntos, es más, quizás terminemos antes de que me echen a final de la semana, pero como bien dijo, hay que disfrutar, su falso amor y su verdadera necesidad de amar y ser amada, me basta y sobra, no soy feliz ni nunca lo seré, quizás me muera en cualquier momento, quizás antes de que me echen de aquí al final de la semana, pero le sacare provecho.

La lleve al bar a ver a Gloria cantar, me había olvidado de preparar la cena así que antes pasamos por una pizzería, mi última paga llego en el momento más oportuno, había que disfrutar antes de volver a la calle, entramos al bar y nos sentamos en el lugar de siempre, ella me abrazo, las luces se prendieron y gloria salió a escena con un vestido purpura y tacones, y comenzó a cantar, formas y colores rondaban el bar mientras ella cantaba alumbrada por una vieja luz azul, Anabel la miraba fijamente, no decía nada solamente la veía cantar, no pensaba en nada en particular, solamente la escuchaba cantar en ese bar de mierda, con Anabel a mi lado, parecía más… no lo sé pero era extraño, tomaba mi pinta de cerveza, fumaba mi cigarrillo y veía su voz vomitando colores por todo el lugar.

Anabel estaba sentada a mi lado, mirando el escenario, la mire y le di un beso en la mejilla, la tome de la mano y salimos de ahí, fuimos a la costanera con una botella de whisky que compre en la droguería, fumaba y la veía caminar mientras me hablaba sonriente, el viento es más fuerte acá, tomo mi mano se podía ver el rio tan basto e inmenso, con la luna coronándolo en lo más alto, su reflejo en el agua, me abrazo, ya era demasiado tarde, había involucrado demasiados sentimientos, Anabel paso a ser algo más en mi vida que una simple mujer que conocí una noche, mi corazón estaba expuesto y no podía hacer nada al respecto, cuando volvíamos a mi departamento, pasamos por una pequeña parrilla que tenía una vieja radio, estaba sonando Yesterday once more, sonreí.

99 Problems

jueves, 25 de noviembre de 2010

Hola, a los lectores les pido disculpas por no actualizar, tuve unos problemas con el tema computadora que me lo impedía, que por suerte pude resolver, así que hoy mismo voy a estar actualizando ^^

abrazo!