Mosca de bar

domingo, 20 de junio de 2010





Me acuerdo que no hace mucho había conocido un tipo raro en una noche de borrachera en un viejo bar de capital federal.

Era viernes y había salido de trabajar del puerto después de hacer un par de horas extras ya que la paga es demasiado baja para todo el trabajo que conlleva, así que ahí estaba yo vagando por el barrio de San Telmo buscando algún bar de mala muerte, lejos de extranjeros, lejos del glamour, solamente quería un buen vaso de whisky barato en un bar de verdad, tierra en el piso, pocas luces, una barra y un viejo sin ganas de atender en la misma, era lo que más anhelaba en ese momento

Iba con mi bolso con ropa sucia al hombro, un viejo gorro de lana y guantes negros caminando entre alemanes con video-cámaras, sonrisas blancas, hijos rubios y euros en la billetera captando todo, no sé qué le ven a este barrio, para mí no es más que una barata copia argentina de las calles de Roma, el cielo esta nublado no va a tardar en caer la lluvia, mejor, me agrada la lluvia, mañana no trabajo así que tengo vía libre para embriagarme en el lugar que quiera.

¿Razones? Tengo una larga lista, pero no vienen al caso, mi vacío interno está ansioso por llenarse en alcohol, hoy trabaje en total trece horas, trece largas horas, ese tiempo es lo suficiente como para odiar el lugar donde te encuentras, la gente que te rodea, el olor a podrido que proviene del rio ¿y por qué no? a vos mismo, ves al sol salir y morir, y pensar que a vos todavía te quedan unas horas, horarios esclavos eso es lo que son, no debería llamarse trabajo si te lleva más de ocho horas, es durísimo poder soportar toda esa mierda, muchos de los compañeros que me tocan son cocainómanos, el chico de hoy era un buen pibe, le decían Ricky, petiso, pelo largo, de muy fácil trato, si fuera otra la situación me podría molestar en conocerlo un poco más ya que parece una persona interesante, pero sinceramente desde el momento atravieso ese portón, en lo único que pienso es en salir, pero por otro lado es bueno, es bueno tanto desgaste físico y mental, no me dejan ganas ni de deprimirme, solamente los viernes a la noche, hoy es mi noche, hoy es viernes, y no voy a permitir que nadie se interponga entre yo y mi copa, copa que para el momento debe estar ansiosa esperándome.

Cuando menos lo esperaba, ¡Bingo! un taxista entra en una especie de vieja casona, debe ser un bar, seguro, así que corro unos pasos y entro justo detrás de él, y claro que era un bar, ¿a qué otro lugar iría un taxista cuarentón después de un duro día de trabajo?

Trabajar en el puerto asesino todas mi fantasías relacionadas al mar, a los ríos, antes los veía como algo sorprendente, inmenso, me preguntaba ¿Cómo puede haber algo tan inmenso?, y me hacía sentir como solamente una alimaña, ahora pienso ¿Cómo puede haber algo tan sucio?, ya no me hace sentir una alimaña, me hace sentir un virus terminal, como el ántrax, pensar que un conjunto de personas pueden echar a cagar algo tan grande como el mar, pero tengo cosas más importantes porque amargarme esta noche, se me acerca el viejo de la barra.

- Buenas noches, ¿Que le sirvo caballero?

- Un whisky doble por favor, y alcánceme un cenicero

- Enseguida.

Me gusta este bar, parece más una pulpería en el medio del campo, viejas herramientas, planchas y herraduras cuelgan por todo el techo, en la televisión están dando un partido de futbol que no me interesa, las botellas que están en la estantería adelante mío están completamente cubiertas de telarañas, y el viejo mirando el partido, sin gana alguna de atender, si definitivamente este es mi lugar.

Los personajes de este lugar somos muy peculiares, siempre está el típico solitario que no para de mirarte para poder comenzar una charla, también están los colectiveros y taxistas, después seguimos los obreros, no sé por qué será que siempre pero siempre encuentras a este tipo de gente en este tipo de bares, ¿por que será? ¿Será que la profesión te convierte en alcohólico? ¿O será que estamos predestinados para ser taxistas colectiveros u obreros?, lo único que tenemos en común es la facultad de poder sentir soledad estando rodeado constantemente de gente, pero hay una realidad, estar rodeado de gente no significa estar acompañado, en este momento no recuerdo bien donde, pero leí un libro que decía que lo único que sabe con certeza el hombre es que se va a morir, y es por eso que uno busca compañía para sentirse acompañado a ese camino en el que todos irremediablemente vamos a terminar, justamente ¿qué sentido tendría la vida si uno la tuviera que atravesar solo?, nacemos apañados hasta el momento en que deciden echarnos a volar estemos listos o no, te obligan a trazar tu propia historia, totalmente solo hasta que encuentres a alguien con quien compartirla, alguien con tu misma locura.

Algo que aprendí, es a disfrutar todo lo más que pueda, entendí que para saborear un buen vaso de alcohol tenes que terminártelo y darlo vuelta y abrir la boca hasta que no caigan más gotas, los cigarrillos se fuman hasta que se queme el filtro, las cogidas se disfrutan cada gota de sudor, cada instante, en las comidas se limpia el plato con la lengua, siempre se puede dar un paso más, siempre.

Como por ejemplo cuando mi primer novia me abandono, yo sentía que no la había disfrutado lo suficiente, sentía que había desperdiciado tantas oportunidades de cogerla, de besarla, de sentirla y amarla, con eso en mente a la segunda novia que tube le saque hasta la última gota de jugo, no me arrepiento de nada, no me arrepiento de haberla engañado de algo me sirvió, sin embargo todas las mujeres con las que tube una relación sentimental estaban completamente mal de la cabeza, es por eso que aprendí a saborear cada momento lo bueno dura demasiado poco como para que lo desaproveches, la infancia dura demasiado poco, las parejas duran demasiado poco, los fines de semana duran demasiado poco, y también creo que cuando realmente empieces a disfrutar esta vida la misma se va a acabar, así que mejor es prevenir, lo único que me preocupa en este momento es que me estoy quedando sin cigarrillos, ya son las diez y media de la noche y mi suerte me dice que no hay ningún quiosco abierto a la redonda, le pregunto al viejo de la barra

- Disculpe jefe ¿le puedo hacer una pregunta?

Deja de mirar la TV y se acerca y me dice

- Si dígame

- ¿No sabe dónde podría comprar cigarrillos?, ¿algún quiosco cercano?

- Y mira a esta hora esta todo cerrado, nada más te queda la estación de

servicio de la avenida colon

No tenía ganas de caminar siete cuadras hasta la avenida así que le dije

- Gracias pero en este momento no tengo ganas de caminar, gracias igual

- De nada – me responde

- ¿me puede traer otro whisky?

- Claro

Toma mi vaso y se da la vuelta, lo llena y lo pone delante mío, me mira a los ojos y se vuelve a mirar la TV.

El organismo me pide a gritos un cigarrillo, un tipo de la mesa de mi derecha me mira fijamente y me hace señas apuntando con su mano el paquete de cigarrillos que tiene apoyado sobre la mesa, y claro mí con mi puta suerte debe morirse de ganas de poder hablar con alguien

Empieza a guardar sus cigarrillos su encendedor y las llaves en el bolsillo de su campera, y se dirige hacia mí, precio muy caro por un cigarrillo pero, realmente lo quiero.


- Hola – me dice

- Hola

- escuche que no sabías donde comprar cigarrillos, yo estoy tratando de fumar
menos, si queres compartimos este atado

- ok, gracias

- ¿cómo te llamas?

- Héctor – le contesto mientras saco un cigarro del paquete

- Un gusto yo soy Martin, sabes que me sentía medio solo no es mi intención joderte ni nada solamente quería un poco de compañía

- Martin un gusto, mira yo te explico si tu intención es tratar de cogerme estás perdiendo el tiempo negro, a mí no me va, así que dejemos de perder el tiempo los dos

- ¡Jajá! Sos gracioso, no vine porque te quiero coger, que se yo, me sentía solo y quería despejarme

- ¿Tan mal están las cosas en casa que tenes que buscar la compañía del primer borracho que se te cruza?

- Y la verdad que sí, mira te cuento…

El tipo me empezó a contar sobre su matrimonio que recientemente había terminado, que su ex esposa no lo dejaba visitar a su hijo, y los típicos problemas que uno escucha a diario, pero bueno, era el precio que tenía que pagar si no quería caminar las siete cuadras hasta la estación de servicio, y sinceramente no tengo ni una parte de mi cuerpo con ganas de caminar, así que lo escucho nuevamente, era evidente cuando uno se siente solo, es vital que alguien escuche tus problemas es como algo que te hace falta, tenes la sensación de que si no lo haces rápido vas a romper en llanto nuevamente, y luego te encontras contándole tus problemas al verdulero, al vecino con el que nunca en tu puta vida hablaste y a todo ser que este cerca tuyo, y por supuesto que no les importa una puta mierda, aparte de dejarte en un nivel de bajeza y lastima terrible, está bien que sinceramente la vida de Martin no era lo que me mantenía despierto por las noches pero en ese momento, en ese día, en ese viejo bar, a esa hora, era lo más interesante del mundo, además como era de esperarse lo envolvía una capa de lastima gigantesca.

- Che Martin disculpa que te interrumpa

- ¿Viejo me podes servir otro vaso de whisky?

- Enseguida – me contesta el viejo de la barra

- A mí me trae una cerveza – dice Martin

- Enseguida –contesta nuevamente el viejo de la barra

- Bueno como te estaba diciendo – continuo Martin

- Martin sabes algo – lo interrumpo

- decime

- ¿Vos te crees que tenes problemas?, en vez de estar quejándote en un bar con el primer tipo que encontras ¿no crees que sería mejor que hagas algo al respecto?, sinceramente no te estaba prestando atención porque no me interesa. Pero tu problema tiene una fácil solución, ¿tu ex mujer no te deja ver a tu hijo?, ándate a dormir y mañana tempranito vas a juzgado a hacer los trámites necesarios, ¿tu mujer te engaño? Y bueno viejo las cosas son así no es nada nuevo, bienvenido al club, vos no tenes que estar acá, ¿queres terminar como el tipo de aquella mesa? ¿eh?, tiene cara de que no coge hace años, ¿queres terminar como el viejo que te sirve?, ¿lavando copas en el bar de mierda este?, nene deja de dar lastima y hacete cargo de tu vida.

Luego de decirle eso gire la mirada, hacia las botellas cubiertas de telarañas nuevamente, esperaba que me mande a cagar, así podía volver a lo que me interesaba mi copa y yo.

- Ey Héctor – dice Martin

- ¿Qué?

- Aunque tengas una forma muy directa de expresarte, agradezco lo que me dijiste, si fueras cualquier otro te hubiera cagado a trompadas pero aprecio la sinceridad

- Cuando quieras nene, yo te dije que no perteneces acá, no te la bancarias, mejor ándate a tu casa y trata de recomponer tu vida antes de que sea tarde, yo no llegue demasiado tarde, yo nunca llegue.

- Héctor, acá te dejo los cigarros que quedan.

- Gracias nene, cuídate y suerte.

- Lo hare nos vemos

Las 4 am, y este tipo me dejo pensando, realmente pensé que me iba a romper la cara, es el tipo más extraño con el que me tope, no pensé que esas personas que se ven en esas películas baratas yanquis llegaran a existir, al parecer esos tipos también tienen problemas, y yo que pensaba que lo más difícil que enfrentaron en sus vidas era lavar el suéter que siempre llevan atado alrededor del cuello, ¿será que todos en el fondo somos medios mediocres?, por lo menos en mi caso sí, y soy un mediocre ser nocturno de este fucking lugar, pero ojo no me quejo, por lo menos lo acepto, si me das a elegir entre una vida responsable con ropa limpia, comida todos los días, una esposa tan hueca como hermosa o un buen whisky añejo, en menos de lo que pensas ya estoy ebrio, es porque yo no soy así, yo no encajo, no tengo solución, al menos por hoy.

Yo no quiero lo que vos queres

Son las 5 am y solamente tengo ganas de descargarme, le pago al viejo de la barra, y voy a visitarla a Nora.
Nora trabaja cerca del puerto de la boca, es muy buena amiga mía, y conoce cada parte de mi cuerpo, o por lo menos para eso le pago

Llegando a la esquina, la veo a lisa, su compañera, le pregunto

- ¿Cómo andas lisa?, ¿no sabes dónde anda Nora?, ando precisando su calor

- Esta con un cliente - me dice

- ¿Sabes que lisa?, no te había visto tan linda desde hace mucho

- Hijo de puta, si me queres coger me vas a tener que pagar por qué, seré puta pero los polvos no se fían
- ¡Opa! ¿Mala noche? Entonces hacerme un favor y avísame cuando Nora regrese

Fui a sentarme en la esquina siguiente, ya saben para no ahuyentar a la clientela, estaba teniendo la sensación de estar despierto pero la vez soñar miles de cosas, veía gente enana que me querían eliminar, veía a la luna casi encima de mi cabeza, desconfiaba de mí mismo, el soñar despierto algunas veces puede perjudicar

Siento una pequeña mano que me sacude el hombro, es Nora que viene a alejarme un poco del infierno

- ¿Qué te pasa Héctor? te ves para el culo - me dice

- Nada amor, vamos al telo de acá a la vuelta que me muero de ganas de estar
con vos

Nora es amor, Nora es sexo, Nora me contiene, Nora es una puta barata, y me siento conforme con eso porque por más que seas un obrero o el vicepresidente de Microsoft, ella te brinda su amor por solo 50$ la hora, a cuantos tipos les hará falta una Nora en su vida.

Después de cogerla sin desperdiciarla ni siquiera un poco, me recuesto mirando el sucio techo, techo que habrán visto tantos tipos, las manchas de humedad lo cubren casi todo, las luces de la calle son lo único que alumbran la habitación, pero muy en el fondo no puedo ver nada, la obscuridad es muy grande, no podes huir ni escaparte, ya estoy infectado, no hay caso.

- Nora, ¿te puedo pedir algo más?

- Decime amor – me contesta

- Abrázame

Nora se levanta y se pone arriba mío y con sus dos brazos me abraza, creo que es lo único que necesitaba, ese abrazo vale mucho más de lo que ella cobra por hora, o por lo menos transmite más, por lo menos para mí, el techo sigue igual que como hace un instante, al igual que mi vida, al igual que la tuya, llaman por teléfono avisándome que acabo el turno, hora de irse.
Dejo a Nora para que pueda seguir trabajando, es hora de irse a casa, camino diez cuadras y me tomo el 59, bajo en la estación constitución, casa ya está cerca, me cruzo con un par de adolescentes que me piden cigarrillos, les digo que no tengo y sigo mi camino, solamente deseo desmayarme en mi casa, son las 7 de la mañana y el sol se asoma por el nublado horizonte, abro la puerta de la pensión y llego a mi habitación, está en un segundo piso, me saco los pantalones, los zapatos y me acuesto en mi cama, la luz de la calle pega justo en mi cara, pero no hay nada más horrible que dormir a persianas bajas.


- Vendería mi alma por una buena botella de ginebra


Nock nock, golpean la puerta, me levanto y miro por la cerradura, es un hombre vestido de traje con un maletín

- ¿Qué quiere? – pregunto

- Héctor creo que eso se puede solucionar – me dice mientras se agacha y saca una botella de ginebra y me la muestra

Lo dejo pasar, al fin y al cabo parece ser un buen tipo.


"cualquiera puede estar sobrio. Se requiere de un talento especial para ser un borracho. Se necesita resistencia. La resistencia es más importante que la verdad."





N.E.C

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