Vuelta al infierno

miércoles, 17 de agosto de 2011



Desperté por el ruido que provenía de la calle, gritos y sonido de botellas rotas, gente corriendo, es duro vivir en el infierno, paseo por las calles del mismo, son tibias y acogedoras, sobre todo si sos un hijo de puta, somos pocos y nos conocemos mucho, somos los mismos, estamos atrapados.

Mire por la ventana, una riña callejera, al parecer habían atropellado a un borracho que cruzaba la calle, seguramente atropellado por otro borracho, el tipo estaba sentado en el medio de la calle tratando de recuperarse, un tipo y una mujer lo estaban asistiendo, ya que todos sabemos que por estos barrios no entran las ambulancias, el puto sol radiaba en lo alto, machacando la ciudad, odio los días de calor, los odio.

Me levante y puse mi casete de EUKZ y fui a mear, me mire al espejo, al sucio espejo de mi diminuto baño, de mi horrible departamento, y lo escupí como todas las mañanas, saque lo poco que quedaba de cocaína y la aspire, saque lo poco que quedaba de whisky y lo tome, sali a la calle, con el puto sol golpeándome la frente, eran las cuatro de la tarde, caminando sin saber dónde, solamente tenía ganas de caminar, el día es horrible, la gente en las calles, con sus caras deprimidas, como un pueblo de 1930, viejos en las calles, con la mirada muerta, esperando morir pero no pueden, las mujeres ebrias con el sol en lo alto, realmente hace mucho calor, me acorde de una película que había visto cuando era chico, no recuerdo el nombre, pero era en blanco y negro, me la había mostrado mi abuelo una vez que lo había ido a visitar, recuerdo que era espantosa, muy bizzara, se trataba de una ciudad que estaba encerrada en una esfera de cristal, la gente estaba deprimida, no existía la felicidad, era escalofriante y lo peor de todo es que la estoy viviendo, al pasar por la esquina veo a los pibes drogándose,  es moneda corriente, es la suciedad de la sociedad, camino dos cuadras más y toco el timbre de la casa de Demian, abre la puerta y entro a su casa, al parecer estaba escribiendo, me siento en el borde de la cama , él estaba en la silla de la computadora, el escritorio estaba tapado de botellas y colillas de cigarrillos, saco uno de la caja de Lucky que tenía en el piso y lo enciendo, exhalo el humo por mi boca y le digo.


-          ¿Que estas escribiendo?


-          Una novela de misterio


-          ¿Cuantas páginas vas?


-          Ocho


-          Puedo darle una ojeada


-          No

-          Ok

Luego de buscar un poco encuentro una botella de vodka que tenía un poco, la tome mientras Demian escribía,  hacía mucho tiempo que yo había dejado de escribir, desde que comencé a salir más a las calles, antes, como Demian estaba todo el día encerado, deprimido y melancólico, escribiendo relatos y cuentos, sobre la mugre, sobre la miseria, sobre mi vida, algunas mujeres que los llegaban a leer decían que eran realmente buenos, a mí me importaba un carajo lo que opinaran, lo único que me importaba era sacarles la ropa, meter mi lengua en sus bocas y que se vallan de mi departamento, pero tenía que hacer el trabajo duro de hablar un poco sobre todo para que eso pase, eso me estresaba mucho así que pase a las putas un tiempo, hasta que un día me desperté con la verga irritada así que decidí no coger más putas, putas pagas por supuesto, estaba sentado en el borde de la cama de Demian  mientras él seguía dándole a la computadora, podía escuchar el jodido sonido de las teclas que golpeaba con sus dedos, me dieron ganas de salir de ahí, le dije.

-          Yo me voy a la mierda

-          Vamos, necesito salir de acá – me contesto

-          Dale vamos

Salimos de la casa de Demian, caminando por las calles hablando de un poco de todo, me conto de su mujer, que hacía días que no sabía de ella, la mujer de Demian era una verdadera mierda, borracha, puta, mentirosa y Demian lo sabía, pero prefería seguir hundido en su miseria que tratar de encontrar una miseria un poco mejor, yo lo quiero mucho a Demian pero es un idiota, creo que es un genio, pero es un idiota, se merecería algo mejor, pero la gente a veces se acostumbra a una realidad de mierda y no quiere salir de la misma, la gente es cómoda, no le gusta que los molesten con sus problemas, por eso nunca dije nada con respecto a esto, igualmente mi vida no es mucho más brillante que la de Demian, por lo menos tiene a alguien a quien odiar, alguien además de la sociedad en general o alguien además de tu familia, había recibido una carta de mi madre hace poco, no sé cómo mierda hace pero siempre me encuentra, la carta estaba debajo de mi puerta tapada bajo las boletas de luz y teléfono que no pago hace meses, no sé por qué pero un día se me dio por revisarlas y la encontré, al leer los tres primeros renglones la tire de nuevo al suelo.

Llegamos a una plaza en el centro de la ciudad, fuimos a comprar cerveza y nos sentamos en el pasto, Demian arma un cigarrillo de marihuana y yo miro las mujeres que pasan por enfrente, las mujeres del norte de la ciudad son realmente hermosas, no es como en mi barrio, las mujeres del norte de la ciudad son de piel más delicada, de labios más sedosos y de piernas más fuertes, damas como esas eran algo inalcanzable para cualquiera de nosotros o de cualquier otro que conozcamos, por que por más que tengamos toda la suerte del mundo existe algo que no tenemos y al parecer no vamos a tener, y es el poderoso dinero.

Con solo verlas caminar por la calle, con sus pequeños y ajustados pantalones, con los rayos del sol iluminando sus sedosos cabellos, minas así, no podrían nunca terminar con un tipo que ni siquiera tiene la cordura necesaria como para conseguir un poco de dignidad, basta, es hora de cambiar de tema, hace años descubrí que para ser feliz es solamente necesario no percatarse realmente lo miserable que es tu vida, nunca estarás al tanto de lo miserable que es tu vida, por que aunque no quieras creerlo, todo es más sucio de lo que parece, y todos son básicamente falsos y mentirosos, pero… no prestes atención a eso. Después de tanta charla y tanto mirar mujeres Demian se fue y me quede deambulando por la cuidad, mirando la vereda para encontrar colillas de cigarrillo con un poco de tabaco, o alguna moneda, no encontré nada, ni siquiera un poco de respeto tirado por ahí.

Me di una vuelta por el cine de la cuidad, era horrible, recién abierto, toda la careteada estaba en ese cine, la novedad de la cuidad y por supuesto era la oportunidad de todos los muertos de hambre, la oportunidad para demostrar que realmente no eran tan muertos de hambre, así que trataban de conseguir ropa nueva, gafas, relojes caros y demás accesorios para pasearse en el cine, ya que sabían que todo el mundo estaría ahí o al tanto de quien estaría ahí dentro, dentro del maldito cine, mire para adentro desde las gigantescas puertas de vidrio, estaba completamente lleno, creo que la mayoría ni siquiera sabía la película que estaban dando, solamente se veían caminando erguidos, envidiándose, tratando de encajar o de no desencajar, la mayoría no tenía muy buenos modales al comer, así que era más fácil distinguirlos, a la gente pobre jugando a ser ricos, jugando a ser lo que no son, como cuando eran chicos y quizás fantaseaban con ser doctores o policías, cuando creces y te das cuenta de miles de cosas, los doctores o los policías, por lo menos los que te podes llegar a topar, son todos unos hijos de puta, doctores y policías, no se para que están en este mundo.

Me fui a la vereda de enfrente y me senté en el cordón, mirando hacia el cine, esperando que alguien tire un cigarrillo por la mitad o pedirle a alguien que pase, a la derecha del cine hay una pinturería muy vieja, está cerrada, veo a una pareja besándose en la persiana, con las manos tocándose sus cuerpos, son dos pibes jóvenes, no pasaran de los 20, realmente estaban apasionados, mire hacia dentro del cine a través de las grandes puertas de vidrio, se podía ver a la gente corriendo de un lado a otro y haciendo un terrible escándalo de ello, parecía una pelea y acertadamente resulto serla, el frente del cine era casi todo de un grueso vidrio, al comenzar la pelea la gente se descontrolo, parecían monos vestidos de seda, que estaban volviendo a ser como no podían evitar dejar de ser, destructivos y violentos, la gente comenzó a gritar más alto a correr más rápido, entre todo el ruido, me acerque, de a poco, y entre por la gran puerta de vidrio, pude ver sangre en el piso, la mayoría de la parte de la entrada del cine estaba vacía, pase por delante de la barra de comidas y comencé a buscar alcohol, finalmente encontré la barra, busque debajo de ella envases vacíos, no los encontré, pero encontré dos cocas de 2 litros y medio, vacié su contenido y comencé a llenar los envases vacíos con cerveza tirada, un tipo salió de una puerta que decía “no pasar” me miro, tenía una radio en la mano, comenzó a llamar por ella, cuando un tipo vino corriendo y le atizo un derechazo seco en la mandíbula, cayó al piso y comenzó a sangrar por la boca, salte la barra y Sali afuera, corriendo con mis dos botellas, detrás mío el cine caía más y más en el infierno, no se pueden domar las bestias, solamente hay que dejarlas ser, por tu propio bien, no se puede lucrar con las bestias y esto era la prueba.

Camine hasta el parque y me senté en un banco obscuro a tomar mi cerveza, mi botín, estaba sentado en el medio de la nada cuando veo a una pareja besándose en el banco de la otra punta, bajo un farol que los iluminaba, era realmente tarde y parecía que la plaza estaba vacía, excepto por mí y por ellos, todavía parecían muy excitados, ¿no tendrían lugar para coger?  -  Me pregunte- supongo que no, los miraba tranquilamente ya que ellos no me verían y menos en una situación como esa, se acariciaban, luego ella separaba su boca de la de él y le decía algo, hablaba con ella por unos segundos y luego la tocaba y la besaba nuevamente, ella se separaba cada vez más, el hacía lo mismo pero con más fuerzas, hasta que comenzaron a forcejear, él le pego con la mano abierta, ella se quedó quieta, la tenía apretada del brazo fuertemente mientras ella lo masturbaba a la vez que las lágrimas caían sobre sus mejillas, me dio un poco de pena, era una hermosa chica. Él le decía que era una puta mientras la golpeaba con la mano abierta en la cara y ella seguía, más rápido y más rápido, comencé a masturbarme, no podía evitarlo, ella parecía estar en una pesadilla, el parecía una especie de demonio, con una brazo la sostenía y con el otro golpeaba, la obligo a chupársela, yo miraba desde lo más bajo, con mis botellas de cerveza al lado mío, el acabo con el asunto y yo también, me subí el cierre del pantalón y mire, el tipo cerro la mano y la golpeo en la cara, ella se cayó al piso, llorando tapándose la cara, sollozaba con las manos en la cara y el pelo entre ellas, el tipo la llamo “puta de mierda” se dio media vuelta y se fue, alejándose en la obscuridad, me acerque de a poco a ella, para no despertarla, parecía inconsciente, la toque lentamente en busca de algo de dinero, estaba boca abajo, con las manos en la cara y lloraba, pero apenas se escuchaba, parecía un grito de melancolía, muy triste y agudo, me dio lastima, busque mi cerveza y me senté junto a ella, le acaricie el pelo, ella seguía inmóvil, llorando boca abajo,  la tocaba para que se levantara, me dijo:

-          Suéltame, no me violes por favor – apenas entendí.

-          Quiero ayudarte pero no puedo si seguís ahí tirada, levántate

-          No quiero que me mires la cara, pase el peor momento de mi vida hace un instante – me dijo con la voz quebrada.

-          No te puedo ayudar si no te levantas, está lleno de locos por acá y yo soy un tipo de muy poca paciencia, es fácil vos te paras ahora y yo sigo mi camino, no seas boluda, quiero ayudarte.

 Se levantó y se sentó en el mismo banco, debajo del farol, le pase un poco de mi cerveza, todavía temblaba, parecía débil, no me miraba a los ojos, me dijo que se llamaba Camila, que vivía al norte de la cuidad, que había conocido a este chico antes de ir al cine, se fueron calentando de a poco y terminaron acá, pero ella no quería hacer nada más que besarse y eso por aquí es medio peligroso. La acompañe a que se tomara el colectivo, en el camino se puso más simpática, ya me miraba a los ojos, realmente una hermosa chica, caminaba de una forma que parecía saber lo que hacía, yo tomaba de mi botella mientras llevaba la otra bajo del brazo, la aconsejaba, que no se acerque demasiado a los suburbios y que no confié en toda la gente de aquí. Mejor dicho en nadie.
-          ¿Y por qué tendría que confiar en vos?
-          Por qué en este momento, soy lo único que tenes.
-          ¿Vos también sos una basura?
-          Si
Me sonrió, y bajo tímidamente la mirada, hacía AÑOS que una mujer no me regalaba ese gesto, recordé lo maravilloso que era, recordé cuando era más idiota y pensaba que existía una salida o el amor, luego me acorde de dios, hacía años que no pensaba en él, supongo que será por que nunca pensó en mí, mire a Camila, me despedí con un beso en su mejilla, al dejarla en la parada del colectivo, la parada estaba en el centro así que no iba a pasarle nada, camine dejando caer la botella vacía y destapando la que llevaba bajo del brazo.