Carta desde muy lejos

viernes, 25 de septiembre de 2009


Cuando tengo algo para reflexionar siempre recurro al lago, compro una cerveza un paquete de cigarrillos y camino los mil metros hacia el lago, paseo por la playa hasta llegar a los bancos o tal vez algún tronco muerto donde poder sentarme.


Mirar ese lago me hace acordame de muchas cosas y a su vez olvidarme de todo, no me importa el frió ni el viento que constantemente amaga con apagar mi cigarro, solamente me siento a ver a la gente pasear por la playa, parejas, ancianos con sus perros, gente solitaria que tal vez busca como yo su tiempo para reflexionar cerca de ese lago, a veces es muy fácil distinguir a los turistas, que somos los que podemos quedarnos mirando ese simple y llano lago por horas y horas, tendremos motivos distintos pero nos quedamos fascinados ante tanta omnipotencia, belleza quizás, no estoy muy seguro.


De lo que si estoy seguro es que no me quedo en ese lugar por horas debido a la belleza y tranquilidad que emana, es por algo mas, es uno de esos pocos lugares en el que puedo tener una fluida charla con migo mismo, me siento desconectado del mundo, me siento cerca de todos, y a la vez lo veo tan lejano, como solamente un recuerdo que a veces me trae alegría y otras nostalgia, tomando esa cerveza helada en un clima completamente frió, no sentir las manos ni las orejas es algo muy común, pero como dije anteriormente no me importa en lo mas mínimo.


Cuando llega la noche me pongo a ver las estrellas, todavía sigo sentado en mi banco, obtengo muchas respuestas a las preguntas que me hago a mi mismo, la cerveza esta por la mitad y ya voy por mi quinto cigarrillo cuando queda todo mas que claro, se siente tan tranquilo despejarse de dudas pareciera que el mundo conspira a tu favor, la única cosa que te preocupa es que no se termine nunca esa cerveza y que los cigarros que tenes en el bolsillo sean eternos, sin darte cuenta el tiempo pasa y sigue pasando, ya no hay mas ancianos paseando sus perros, no hay mas parejas, dos jóvenes se alejan en la playa hacia ese puente solitario quizás a fumar marihuana, no lo se, pero tendrán sus motivos para esconderse en la oscuridad.


Por otro lado yo sigo sentado en ese mismo banco, ni el viento ni el frió me pudo mover, la gente me mira como con desconfianza o curiosidad, hasta ahora no deben haber visto a nadie estar tan cómodo tomando alcohol en la vía publica un día de semana a esa hora, aparentemente sin ningún lugar donde ir, sin ninguna compañía, y sin preocupaciones por la hora, el clima o la policía.


Creo que no han visto a nadie tan conforme con sus “defectos” y/o “vicios”, a esta ciudad lo que le sobra es prejuicio, es algo que se nota a simple vista, todo es muy perfecto, las luces, las calles, la gente es tan…”normal” que uno sabe que algo debe andar mal, las mujeres son bellas, los pibes educados, todo el mundo esta conforme con todo, no hay nadie que demuestre su rebeldía u inconformidad con respecto a esta ciudad, las casas son imponentes, los dueños gente estética, hijas hermosas, autos lujisimos, algo no anda bien.


La ciudad es tan perfecta que la gente tiene miedo que sus defectos los comprometan o los pongan en un lugar de vergüenza, en el tiempo que estuve aquí no encontré ese alguien disconforme, solamente las personas que no somos de acá y venimos con otras costumbres, a esta ciudad le falta algo, algún día tendré las palabras para describirlo pero por ahora se que están mas cerca mío que de ellos.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

que hace fati poeta jaja
siempre con la cerveza, siempre

mica