Depredador - parte uno

viernes, 30 de julio de 2010




Corría el año 1944 en la ciudad de buenos aires, Marco era el único hijo de una pareja de inmigrantes que llego a la ciudad de buenos aires en el año 1920, el padre de Marco era Lorenzo un italiano de cuarenta años de edad, su madre Anabella había muerto cuando Marco tenía dos años, vivía solo con su padre en la localidad de la boca, Lorenzo, su padre, trabajaba en el puerto la mayor parte del día, era un hombre muy corpulento de ojos claros, de lunes a lunes trabajaba de siete AM hasta las ocho PM, Marco disfrutaba pasando sus días solo jugando con los juguetes de madera que construía su padre en sus ratos libres, Vivian en una choza con solamente una habitación y un baño, el piso era de tierra, una sola cama de una plaza, un colchón donde dormía Lorenzo después de comer, y un colchón para Marco, tenían una pequeña garrafa con la que cocinaban y una mesa con dos sillas.

Lorenzo era alcohólico y tenía tendencias a ser golpeador, Marco no sabía que esperar cuando se aproximaban las ocho de la noche, si era un buen día su padre vendría con algún juguete tallado por el mismo, si era un mal día vendría totalmente ebrio y herido a causa de alguna pelea callejera, Lorenzo se había contagiado sífilis unos años antes de que nazca Marco, esa fue la causa de que Marco estuviese al borde de la muerte tantas veces a causa de una enteritis, como ustedes se imaginan casi siempre Lorenzo tenía un mal día, y cuando las peleas callejeras no eran suficientes, se las agarraba con su hijo.

Marco siempre disfrutaba de la calle cuando su padre no estaba, siempre estaba constantemente jugando solo en las calles de la boca, observando gente, tenía para esa época cinco años, a diferencia de todos los chicos de su edad él no iba a la escuela, lo habían echado de dos escuelas locales debido a su desinterés por aprender y su constante rebeldía, a pesar de su marginada condición siempre conseguía algún compañero para jugar en las plazas, tenía una facilidad natural para socializar con otros niños, mediante pasaban los días siempre se animaba a salir un poco más lejos, ya que su padre Lorenzo no sabía que su hijo estaba en la calle cuando él estaba trabajando, Marco se las ingeniaba para salir de su casa apenas su padre doblaba en la esquina, y volver antes de que este llegase, nunca tenía problemas, hasta que un 9 de Julio de 1948 Marco no sabía que ese día era feriado nacional, al despertarse y no ver a su padre confiado dejo su casa como todos los días para vagar por las calles porteñas, cuando Lorenzo volvió de comprar cigarrillos se desesperó completamente, al preguntar a los vecinos si habían visto a su hijo le contestan que había salido como todos los días, Lorenzo se sentó a esperarlo en su casa, a las 6 de la tarde aparece Marco, al ver a su padre sentado en la mesa tomando vino la expresión en su cara cambio totalmente, su cara mostraba miedo, terror, sabía que si no inventaba una excusa creíble esa misma noche podría terminar mal, como tantas otras.

Me podes explicar ¿dónde estabas? – pregunta Lorenzo desde la mesa
Estaba jugando con el hijo de doña Mirtha, estuve en su casa toda la tarde – dice Marco con la cabeza gacha

- Qué raro, por que hoy le fui a preguntar a doña Mirtha si te había visto y me dijo que te fuiste a vagar como todos los días, aparte yo vi que el hijo estaba con ella

Marco comienza a temblar, no deja de mirar el piso, lo que tanto teme es inevitable

- Pero es que…

- Decime Marquitos ¿vos te pensas que yo soy pelotudo?

- No, yo no pienso eso papa, es que…

- Es que las pelotas, ¡Veni para acá!

Lorenzo toma a Marco del brazo fuertemente, en chico logra zafar y corre hacia la puerta, la abre, cuando está por salir la mano de su padre la cierra de golpe, Marco comienza a llorar y a rogarle a su padre que no lo golpee que no se repetirá más, Lorenzo totalmente alcoholizado le pega una fuerte cachetada en la cara a Marco que rápidamente se esconde debajo de la cama, Lorenzo toma la escoba y comienza a golpearlo con la punta para que salga de ahí, Marco grita desesperado, son las ocho de la noche y los vecinos escuchan los gritos de Marco pidiendo ayuda.

La señora Mirtha acude a los gritos del pequeño, golpeando la puerta, Lorenzo la echa de su casa bajo amenaza y se sienta en su silla, los sollozos de Marco se pueden oír de debajo de la cama, se escuchan sirenas, la policía llama a la puerta y se llevan detenido a Lorenzo, la vecina Mirtha había los había llamado y decide alojar al niño en su casa hasta que liberen a su padre, tímidamente Marco sale debajo de la cama tiene varios moretones en el cuerpo y todavía esa temblando, Mirtha lo toma de la mano y lentamente lo lleva hacia su casa que queda solamente a pocos metros.

La casa de Mirtha es muy diferente a la de Marco, tiene tres habitaciones, un comedor, una cocina y un baño, todo esto es completamente nuevo para los ojos de marcos que tímidamente comienza a observar el lugar, Mirtha tiene un hijo dos años menor que Marco, de nombre Joaquín, es un pequeño niño de piel blanca y pelo castaño claro, Marco rápidamente se hace amigo de Joaquín con quien sale animadamente a jugar al patio, Mirtha los observa mientras corta cebollas en la cocina, la cocina tiene un ventanal que da directamente al patio, los dos chicos corren por todo el patio animadamente, luego de un rato se sientan a jugar con unos muñecos que tenía Joaquín en su patio, Mirtha seguía en la cocina, estaba cocinado pastas, comienza a buscar orégano que no encuentra por ningún lado, busca en la alacena, y en toda la cocina, pero simplemente parece haber desaparecido, Mirtha los mira a los chicos, sale al patio y les dice.

- Chicos los dejo un ratito solos que tengo que ir hasta el almacén antes de que cierre ¿se portan bien eh?

Los dos chicos le asienten con la cabeza como no prestando mucha atención, Marco estaba contento jugando con su nuevo amigo, Mirtha sonrió.

Mirtha abre la puerta de su casa y se dirige al almacén de la esquina, el cual estaba cerrado, le toca timbre al almacenero ya que a esa hora era muy difícil encontrar otro almacén abierto.

Mientras tanto Marco estaba jugando con su nuevo amigo cuando ve al pequeño perro de Mirtha, es un Jack Russell Terrier, Marco lo toma en brazos y comienza a jugar con el, Joaquín no muy contento con la desatención repentina de Marco le exige que deje el perro y que juegue con el, Marco no quería dejar al perrito que tanto le gustaba, Marco abraza fuertemente al perro que de a poco comienza a desesperarse y tratar de zafarse, Joaquín comienza a gritar, le dice que suelte a su perro, mientras lo toma de los brazos, Marco suelta al perro que cae al piso jadeando y apenas pudiendo caminar.

La puerta se abre es Mirtha que llega a su casa para continuar cocinando, se dirige hacia el patio, escucha a su mascota sollozando y rápidamente llega a ver qué era lo que estaba pasando, cuando llega finalmente al patio ve a Marco pegándole con un palo de madera a su hijo mientras su perro esta tirado en el paso aullando sin poder caminar, al notar la presencia de Mirtha Marco sale corriendo rápidamente hacia la puerta, Mirtha no logra alcanzarlo y corre rápidamente a socorrer a su hijo que estaba inconsciente tirado en el patio de su casa.

Marco corre lo más lejos posible, hasta la plaza Solís donde se queda dormido en uno de sus bancos, días después regresaría a su casa, con su padre nuevamente.



N.E.C

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ahora ya podes saber que es de la vida de Courtney en su blog :P

gracias por seguirme!

xo

Keeit Osorio dijo...

Opa, interesante y realista. Me gusto ^^