Puta la suerte, había escondido la plata por algún lugar anoche cuando todavía estaba ebrio y ahora por la mañana, resacosa mañana por cierto, no puedo encontrar la billetera, así que decidí llamarla a Carla, creo que ella fue la ultima persona que vi anoche, hasta donde me acuerdo, estaba sentado en la plaza tomando cerveza y fumándome un porro, cuando la veo acercarse Carla con esas caderas que se mecen de un lado a otro, realmente Carla es fuego, fuego puro, las veces que me masturbe pensando en ella, miles…
Pero a
ella le gustan las mujeres, y tiene el pelo largo y negro, los ojos siempre
delineados de negro y la piel blanco porcelana, es ardiente, y es como yo por
eso es mi mejor amiga, recuerdo una vez, había venido a casa con Verónica su
novia (de turno) de ese entonces, Verónica no era realmente bonita pero tenia
unas piernas poderosas llevaba unas zapatillas Vans que le quedaban mas que
genial y tenia una personalidad realmente encantadora, parecía una persona
normal entre nosotros, recuerdo no poder dejar de ver esas piernas mientras nos
emborrachábamos y fumábamos, ella fumaba Malboro y tenia unas gafas sin
marco y un piercing en la boca en el
medio del labio inferior, pasaban las horas y nos poníamos mas ebrios, Carla en
el medio de la charla toma la cabeza de Verónica y la besa mete su lengua
dentro podía verla, podía ver las caderas y el culo de Carla tan pegado a las
piernas de Verónica, Carla me mira mientas se besan, baja la mirada y se aleja
me pide perdón.
- No hay por que – dije – sigan un poco mas que tengo un par de monedas- Sos un asco - dice Carla - con una sonrisa en la boca
En fin, la primera en desmayarse fue Verónica, después de vomitarme el baño, como siempre, las mujeres manchan un poco mas de vomito a mi alma y mi tocador, los tipos son mas directos casi siempre te avisan antes de vomitarte el alma, para esas cosas es mejor no dar sorpresas. Estábamos con Carla sentados en el sillón mientas escuchábamos vomitar a Verónica.
- Creo que realmente estoy sintiendo algo por esta pelotuda – Dice Carla exhalando el humo del cigarrillo- ¿Amor? – dije- No lo se, pero sé que es algo, creo que un afecto mas… mas grande- Es el principio del amor, es el principio del fin- Puta madre, creo que tenes razón – me dijo
Seguimos
tomando yo había cobrado hacia poco tiempo así que teníamos cerveza de sobra,
eso me gustaba, me gustaba la compañía de Carla, era la única persona que me
pudo soportar tantos años, por lo general, la gente se cansa en menos de un
año, y luego, tengo que volver todos los días a mi cueva de soledad en mi
habitación a escribir y masturbarme, mientras me drogo y veo películas de Rock, todo eso, solo.
Estaba
Carla encima mio, muy ebria, yo estaba acostado en el sillón y ella apoyo su
cabeza contra mi pecho y quedo dormida, sentía su perfume, parecía adornar el
ambiente y quedarse en mis cortinas en mi ropa en mi pecho en mi corazón
parecía poder verlo como flotaba en el ambiente, podía verlo correr por ahí,
Carla siempre me pareció una gran y hermosa mujer, pero por las que su culo y
sus caderas fueran tan excitantes me provocaba una especie de amor tenerla en
mi pecho y también por que no de ternura, realmente había adquirido
sentimientos por esa mujer, mi única amiga, la que mas duro y la única persona
que nunca se fue.
Sentía
ruidos en el baño, y Carla se durmió derrotada en el sofá, como pude, la corrí
hacia un costado y cayo redonda en el sofá donde se quedo dormida, me dirigí
lentamente al baño, caminando de puntas de pie para no hacer ruido, asome mi
cabeza entre la puerta que estaba a medio abrir, la vi a Verónica tan tierna y
patéticamente abrazada al inodoro, también completamente borracha, me acerque a
ella y trate de levantarla, pero no se podía mantener de pie, no podía ni estar
parada, miraba sus piernas, que desembocaban en esas zapatillas Vans, comencé a
tocarle el muslo, mientras miraba por la puerta, luego me puse de pie y sali a
controlar la situación, Carla dormía derrotada en el sillón, cerré la puerta y
me desabroche el cinturón, me acerque a Verónica y puse mis manos en sus
piernas, subí lentamente por su short de jean, y me desabroche la bragueta,
saque el pene y comencé a masturbarme, ella no reaccionaba, luego la bese en el
cuello y en todas partes del cuerpo, lentamente baje sus shores y se la metí,
bombee un rato hasta que termine, la limpie un poco, y la levante en brazos, la
lleve hasta el sofá junto a Carla y la deje ahí, luego levante a Carla y la
lleve hasta la cama, la coloque boca a bajo y le toque el culo un largo rato,
me masturbe y acabe en su espalda, luego, la metí bajo las sabanas y dormí
abrazándola.
Me desperté no sabiendo muy bien donde estaba, pero Carla no estaba a mi lado, lentamente corrí mi cabeza y las vi estaban cogiendo en mi sofá, podría levantarme y tratar de sumarme parecería algo que nadie quisiera desperdiciar, pero por otro lado, ya había sido lo suficientemente mierda con las dos, así que las deje seguir en paz, dormí de nuevo.
Me desperté no sabiendo muy bien donde estaba, pero Carla no estaba a mi lado, lentamente corrí mi cabeza y las vi estaban cogiendo en mi sofá, podría levantarme y tratar de sumarme parecería algo que nadie quisiera desperdiciar, pero por otro lado, ya había sido lo suficientemente mierda con las dos, así que las deje seguir en paz, dormí de nuevo.
Cuando desperté
era tarde y llovía en La santa maría, hacia días que el sol no se asomaba, eso
me gustaba, no quería ver el sol, cuando me senté en la cama para analizar la situación,
no las vi en el sofá, de repente Verónica
salió del baño me miro sonrió y siguió hasta la cocina, mire sus piernas
mientras se alejaban, me levante y me puse los pantalones, que los encontré por
alguna razón debajo de la cama, prendí un cigarrillo, y fui hasta el baño, mire
mi cara al espejo, necesitaba un afeitado, necesitaba suerte, necesitaba tantas
cosas, sobretodo un espejo y una cara nueva, me lave los dientes, la lluvia
golpeaba la ventana de vidrio, los pájaros esperaban resguardados en algún lugar
junto con los vagabundos y mi principal preocupación era que tuviéramos cerveza
suficiente como para no ir a comprar, cuando llovía, afuera como las calles
eran de tierra mi cuadra se convertía en un puto pantano y salir a comprar un cajón
de cervezas era tarea complicada, fui hasta la cocina y la encontré a Verónica
cocinando no sé que cosa en una hoya mientras picaba cebollas en la tabla que
tenia en mi cocina.
- ¿Donde esta Carla? – Pregunte- Fue a comprar- ¿Con esta tormenta?- Pidió un remis- ¿Se llevo los envases de cerveza?- ¡Si!- Oh gracias a dios – sonreí
Verónica
se me acerca muy lentamente sonriendo y todavía con el cuchillo en la mano, me
llegaba por el hombro era una pequeña mujer dotada de unas bellas piernas, me apoya
sus pechos en mi estomago y su mano en la entrepierna, mirándome fijamente, su
perfume aunque estaba tapado por una capa de olor a alcohol era intenso y
lograba describirla muy bien era dulce y fuerte y apasionado, me susurra al oído.
- No creas que no recuerdo lo de anoche
Ante tan
terrible situación recordé exactamente lo que había echo, me sentí muy mal pero
en el fondo realmente no, solamente lamentaba no recordar con exactitud esas
piernas blancas y poderosas completamente desnudas, al parecer ella si, se
escucha el ruido de la puerta, Verónica me suelta se aleja y sigue picando
cebollas, entra Carla a la cocina con las Cervezas en bolsas blancas, voy a
ayudarla las colocamos en la heladera y se va a la búsqueda de Verónica , que
con un abrazo afectivo la recibe, y luego mirándome mete su lengua en la boca
de Carla que me daba la espalda, mirándome fijo y con una especie de sonrisa, ya
no tenia el cuchillo en las manos y con una de ellas le toco el culo firmemente,
Carla se alejó un poco sonrojada, saque un porro de mi bolsillo y lo encendí,
mientras Verónica no dejaba de mirar y sonreír, se me acerco me pidió una
pitada, la fumo tiro el humo en mi cara y se alejó a seguir con las cebollas,
Carla viene y me abraza afectuosamente, con su cabeza apoyada en mi pecho, pude
sentir cariño y amor en ese abrazo, mientras Verónica me seguía mirando desde
mi tabla, cortando y sonriéndome, en ese momento supe, que las cosas se me iban
a complicar.
Nec
Nec
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